El libro contiene varias técnicas que ayudan a aprender mejor
Portada de la edición en español de Abre tu Mente a los Números, de Barbara Oakley

En mis épocas de estudiante, íbamos al colegio a “aprender”. Pero entre tantas materias se les olvidó incluir una que nos enseñara algo básico: cómo aprender mejor.

Lo que generalmente hacíamos era tratar de memorizar las notas de cada asignatura, leyéndolas una y otra vez. Y ese no es ningún método de aprendizaje efectivo. No es de extrañarse ahora que muchos no tengamos habilidades con las matemáticas y otras áreas.

El problema nunca fue de falta de aptitud. Las técnicas de aprendizaje inútiles y hábitos de estudio descuidados durante los años de bachillerato o universidad fueron las culpables.

Por fortuna, ahora contamos con mejores herramientas para aprender que antes. Las más útiles están publicadas en el libro Abre tu Mente a los Números: cómo sobresalir en ciencias aunque seas de letras, escrito por la profesora Barbara Oakley.

Este libro enumera varias técnicas para aprender mejor, y trata además del funcionamiento del cerebro mientras aprendemos; de los malos hábitos de estudio; y de cómo potenciar nuestra memoria.

Asimismo, explica conceptos de disciplinas como la neurociencia y la psicología, y su relación con el aprendizaje; nos habla del trabajo de científicos y pensadores, y de la manera en la que desarrollaron, en algunos casos con bastante dificultad, sus brillantes mentes; y tiene además un gran número de testimonios de personas, entre estudiantes y académicos, que cuentan cómo estas técnicas les han ayudado en sus carreras. Pero empecemos hablando de su autora.

De odiar las matemáticas, a profesora de ciencias

Barbara Oakley estuvo en varias ciudades de Colombia en el 2016
Barbara Oakley durante su conferencia en Medellín, en mayo del 2016

De niña, Barbara Oakley odiaba las matemáticas, pues era algo que simplemente no podía comprender, y para lo cual consideraba que no tenía talento. Después del colegio, se enlistó en el ejército de los Estados Unidos. Su carrera militar la llevó de nuevo, años más tarde, a vérselas con las matemáticas, mientras desempeñaba un cargo en el área de comunicaciones.

Reflexionando sobre su carrera, viendo cómo los conocimientos matemáticos facilitaban el trabajo de sus colegas, y buscando la forma en la que podía mejorar sus posibilidades hacia el futuro, decidió reeducar su cerebro y optó por estudiar una carrera en el campo de las ciencias y las matemáticas.

Así, la niña que detestaba las matemáticas y no hacía más que sacar malas notas, se convirtió en ingeniera eléctrica, y hasta obtuvo un doctorado en ingeniería de sistemas, entre otros títulos.

Convertida en profesora de ingeniería, se interesó en el funcionamiento del cerebro, y ahora se dedica a divulgar estrategias de aprendizaje que les permitan a los estudiantes adquirir conocimientos, sin las dificultades que ella experimentó. 

Ha creado cursos que están disponibles en plataformas como Coursera, siendo Learning How to Learn el más popular. Además de haber escrito varios libros sobre aprendizaje, también dicta conferencias (hace unos años visitó varias ciudades colombianas), ha publicado algunas de sus investigaciones en revistas científicas, y escrito artículos en medios como The New York Times y el Wall Street Journal.

Los enemigos del aprendizaje

Además de leer una y otra vez lo mismo, hay otras malas prácticas al estudiar, muy comunes por desgracia. Estas son algunas de las que se mencionan en el libro:

-Estudiar el día antes del examen. Intentar aprenderlo todo a última hora no es buena idea. Es como empezar a entrenar para una maratón el día antes de la competencia, o pretender que puedes levantar 100 kilos en tu primer día en el gimnasio.

-Dormir mal. El sueño es muy importante para la memoria y para consolidar lo que aprendes. Mientras dormimos, el cerebro elimina toxinas que se crean en el día, y hace un repaso a las partes más difíciles de lo que estés aprendiendo.

-Abusar del resaltador. Acostumbramos a marcar secciones enteras de libros y documentos con resaltadores. A parte de darles bonitos colores, esta práctica no tiene ningún efecto útil.

Resaltar crea la idea de que a medida que se subraya, el concepto se va aprendiendo. Lo recomendado es resaltar lo menos posible, y hacer anotaciones al margen o escribir palabras clave para sintetizar conceptos, ya que es más efectivo.

-Procrastinar. Este término se ha vuelto popular últimamente, y significa aplazar, o mejor dicho, dejar todo para última hora.

Cuando nos enfrentamos a algo que nos desagrada, los centros del dolor del cerebro se activan, y nuestra atención se desvía a algo más placentero. Como quien dice, es mejor echarles una mirada a las redes sociales que hacer la tarea de matemáticas o preparar un ensayo. Pero las consecuencias son devastadoras: ansiedad, trabajos a medias, y resultados mediocres.

Para dejar de procrastinar debes identificar los estímulos que te llevan a aplazar las cosas, y tratar de reaccionar de otra manera. Asimismo, es importante que te concentres en el proceso y no en el producto.

Aprende usando el modo concentrado y el modo difuso

En las últimas dos décadas, los neurocientíficos han hecho importantes avances para comprender cómo funciona nuestro cerebro mientras aprendemos.

Lo que se sabe es que hay dos tipos distintos de redes entre los cuales el cerebro se va alternando, y que son esenciales para aprender. Se llaman modo concentrado y modo difuso, y cambiamos de uno a otro constantemente.

El modo concentrado se activa cuando centramos toda nuestra atención para resolver un problema, o estudiamos tratando de asimilar nueva información. En cambio, en el modo difuso, el cerebro deja de concentrarse en el problema y la mente empieza a divagar.

En el modo concentrado nos aislamos de las distracciones y nos enfocamos en un problema con todas nuestras energías. Cambiamos al difuso cuando nos distraemos o nos dedicamos a otras actividades, como hacer ejercicio o escuchar música. En este modo, lo importante es alejarse conscientemente del problema, para que otras áreas del cerebro se conecten y encuentren una solución o nos permitan mirarlo desde otra perspectiva.

En el modo difuso se logra un aprendizaje mucho más profundo, y damos con respuestas más creativas. Es en este estado cuando surgen las grandes ideas, o dicho de otro modo, aparecen las musas de la inspiración. Pero hay que tener presente que un modo no funciona sin el otro; es necesario que se trabaje esforzadamente en el modo concentrado para que el difuso haga su magia.

Técnicas para estudiar y conseguir que los conocimientos sean permanentes

Abre tu Mente a los Números (A Mind for Numbers: How to Excel at Math and Science (Even If You Flunked Algebra) ) está enfocado en el aprendizaje de las matemáticas y las ciencias, pero sus estrategias y técnicas de estudio pueden usarse para aprender cualquier otra asignatura (también de las humanidades) o área del conocimiento. Incluso, son útiles para quienes quieren aprender a tocar un instrumento musical u otra habilidad.

1-Técnica del pomodoro. Esta técnica consiste en trabajar concentradamente durante 25 minutos, evitando cualquier distracción, como, por ejemplo, las notificaciones del teléfono.

Después de 25 minutos se hace una pequeña pausa para descansar, durante la cual te puedes dedicar a otras actividades, como navegar en internet o comer algo, a modo de recompensa. Después de este break, se trabaja durante otros 25 minutos, haciendo una nueva pausa. Lo ideal es completar varias sesiones como estas.

2-Técnica de la rememoración. Es quizás la técnica más recomendada en el libro por su efectividad. También es muy simple. Consiste en leer una página y luego cerrar el libro o alejar la mirada, para ver qué se recuerda. Leer y releer crea algo llamado competencia ilusoria, que es la creencia de que ya se ha aprendido el material de estudio.

En cambio, practicar la rememoración para intentar recordar lo que estás aprendiendo, y recuperar las ideas claves es mucho más efectivo, pues este proceso de recuperación de la información potencia el aprendizaje profundo.

3-Técnica del repaso espaciado. Consiste en repasar a lo largo de varios días lo que quieres aprender, dejando un día por medio entre cada sesión de estudio, es decir, espaciándolas.

La idea es extender esta práctica durante días y semanas. El objetivo de esta técnica es mover información de la memoria de trabajo a la memoria de largo plazo, algo que puedes lograr más fácilmente creando ideas memorables.

Para repetir estas ideas usa tarjetas, escribiendo en un lado una palabra o frase y en el otro, información adicional. Observa la palabra y trata de rememorar lo que dice al otro lado. Estudia las tarjetas a lo largo de varios días, incrementando gradualmente el espaciado.

Estas técnicas puedes combinarlas con otras estrategias, como, por ejemplo:

-Evaluarse. Evaluarse es también una experiencia de aprendizaje. Examinarse uno mismo mediante pruebas de rememoración o de resolución de problemas tiene un efecto inmenso de concentración mental, incrementando el conocimiento y la capacidad de retener el material de estudio.

-Práctica deliberada. Consiste en estudiar o practicar las partes más difíciles de lo que estés aprendiendo, como problemas de matemáticas o los acordes de una canción en la guitarra.

Escribir. Esta práctica sirve para codificar más profundamente lo que tratas de aprender. También ayuda si dices en voz alta lo que escribes, para crear claves auditivas.

-Pedir ayuda. Nunca está de más hablar con otros, para que puedan darte una perspectiva diferente o incluso ejemplos y analogías más vívidos.

Aprende con la ayuda de tu memoria

Cualquiera puede tener una super memoria. Al menos, así lo demuestran quienes después de tener problemas para recordar las cosas más triviales, terminan convirtiéndose en ganadores de campeonatos de memorización.

No lo lograron de un día para otro, sino poniendo en práctica técnicas que aprovechan las capacidades visuales y espaciales de nuestra memoria, y con las que se crean analogías e imágenes muy vívidas de lo que se quiere recordar.

Una de estas técnicas es el palacio de la memoria. Elige un lugar conocido, como tu casa, y sitúa en cada área o habitación algo que quieras recordar, como un ítem de la lista de compras. Por ejemplo, imagina en la entrada un pan gigante o una canasta de huevos en lugar del sofá de la sala. Entre más extrañas o divertidas las imágenes, más fácil te será recordarlas.

También puedes usar metáforas y analogías para potenciar tu memoria. Representa conceptos mediante imágenes memorables, que capten lo más importante de una idea.

Una oportunidad para aprender mejor

Ojalá y hubiera tenido en mis manos Abre tu Mente a los Números cuando era estudiante. Tal vez hoy sería un científico notable o un gran matemático. Pero todavía es tiempo de aprender, y con estas técnicas podemos hacerlo más fácilmente.

Usando con inteligencia los modos concentrado y difuso de nuestro cerebro, empleando técnicas como la del pomodoro o la rememoración, evitando malas prácticas, y potenciando las capacidades de la memoria, los estudiantes de colegio y los universitarios pueden conseguir mejores resultados en sus estudios.

Pero más allá de que se aproveche en estos ámbitos, creo que el libro también es una invitación para que cualquier persona, sin importar su edad o sus antecedentes académicos, adquiera conocimientos en cualquier área, o incluso nuevas habilidades, que le permitan avanzar en su carrera, resolver problemas inteligentemente, o por qué no, llevar una vida más plena.